Le debo a Dios todo lo que soy y lo que tengo,
por eso no me canso de darle gracias.
Le agradezco por lo que he podido hacer
por los triunfos que he alcanzado
por los fracasos que me han enseñado,
por levantarme cuando he caído
por estar siempre conmigo.
Le debo a Dios el darme la vida,
sé que con nada pagaría
todo lo que ha hecho por mí
y aún sigue haciendo maravillas,
sólo le ofrezco mi corazón, mi querer,
mi vida como instrumento en sus manos
para dar honra y honor a su nombre.
por Mery Bracho